Fausto, arquetipo del sabio insatisfecho de su ciencia, quiere perfeccionarla y acumular riqueza, placeres y honores. Concluye un pacto con el diablo, quien le concede cuanto apetece a cambio de su alma.
Aunque legendaria, la personalidad del doctor Fausto parece apoyarse en la existencia de un sabio vagabundo y raro, Johann Faust, alemán, nacido en Knittlengen, en 1480, y muerto en Stanfen-Brisgau, en 1540. Lutero y otros contemporáneos lo mencionan como un curandero de feria, mientras la fantasía popular y la leyenda lo revistieron después de su muerte con el ropaje de un personaje misterioso, cuya vida de sabio asceta entregado al estudio de la teología se acabó el día en que concertó el desdichado pacto con Mefistófeles, el diablo. Pronto la literatura se adueñó de esta enigmática personalidad y, según cada autor, Fausto se libera o condena después de haber seducido a la bella Margarita y gozado de veinticinco años de felicidad, alcanzados mágicamente. La obra pasó a la escena y Gounod creó una ópera sobre un libreto que se aparta libremente del original de Goethe, quien con este mito logró su mayor creación literaria. También Calderón trató el tema en “El mágico prodigioso”.
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