La música húngara alcanza su mayor grado de brillantez en la persona de Franz Liszt, notable pianista y compositor de fama, quien glosó repetidas veces los temas populares, revistiéndolos con su fantástica inspiración.
¡Extraña y apasionada figura la de Franz Liszt (1811-1886), que llegó a ser el mejor pianista de su época y uno de los más grandes del mundo! Niño prodigio, dio conciertos a partir de los nueve años, a pesar de no haber recibido más formación musical que la de su padre, capataz agrícola que dedicaba sus ocios al piano. Ganó sumas fabulosas, que se disiparon en sus manos con el lujo de una vida de príncipe y en ayuda a los artistas necesitados. Se enamoró de dos mujeres casadas, una condesa francesa y una princesa alemana, con quienes vivió sucesivamente, y después, habiendo practicado un retiro espiritual, solicitó las órdenes sagradas, que recibió aunque sin llegar al sacerdocio. Como compositor, Liszt produjo abundante y variado repertorio; de las rapsodias húngaras, donde abrillanta la música gitana, pasó a las sinfonías, a los poemas sinfónicos y a sus célebres preludios. Dede 1855 comenzó a escribir música religiosa, con la que encontró el sosiego para su inquieto y apasionado espíritu.
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