Auguste Rodín nació en Paris y fue un dibujante y escultor de extraordinaria perfección. Su genio fue puesto a prueba por los críticos, pero el artista logró la fama merecida, no dejándose dominar por el desaliento.
El arte de Rodin (1840-1917) consiste en hermanar hasta el límite de lo posible el máximo de idealismo con un realismo sobrecogedor. Sus estatuas parecen tan naturales que los críticos acusaron al escultor de haber modelado sobre un cuerpo humano. Le fue preciso sacar fotografías de su modelo para poner de manifiesto la falta de proporciones entre el tamaño de aquél y el de la estatua. Le costó mucho imponerse al juicio de la severa crítica, habiendo sido ya de joven rechazado tres veces al pretender ingresar en la École Nationale de Beaux Arts. Pero poco a poco se abrió camino con sus geniales creaciones. Hoy el Museo Rodin de París es visitado como uno de los más interesantes y sus esculturas como las de El pensador, San Juan Bautista predicando, El beso, La mano de Dios son tenidas como obras capitales del arte.
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