Leonardo da Vinci. Todo.

Tanto como artista, este hombre fue un talento universal que se dedicó apasionadamente a la ciencia, prodigando inventos de toda clase. Como arquitecto y pintor ha dejado obras imperecederas. Milán le debe los planos de su catedral, igual que Pisa.

Leonardo da Vinci (1452-1519) tocaba la cítara, componía versos y música, pintaba con extraordinaria maestría, ejecutaba planos para grandes construcciones y andaba siempre enzarzado en proyectos de cosas nuevas. Inventó ingeniosas esclusas, carros de guerra, sistemas de defensa para fortalezas, máquinas para volar, paracaídas, escafandras; buscó productos especiales para la conservación de sus pinturas e ideó hornos apropiados para fundir las piezas de colosales estatuas. Ludovico Sforza, duque de Milán, contrató sus servicios y quedó maravillado del talento del sabio, quien para los festejos de la corte inventaba los más increíbles aparatos mecánicos para mover grandes plataformas giratorias, sobre las que aparecían los artistas iluminados por los resplandores de fantásticos fuegos artificiales. En sus pinturas Leonardo plasmó un arte tan personal que ningún otro pintor ha sabido imitar.