La elocuencia de Cicerón

Aunque famoso como orador, Marco Tulio Cicerón fue también escritor de reconocido mérito. Su estilo es sinónimo de perfección y la lengua latina alcanzó con su pluma la máxima brillantez y elegancia.

Si a su brillantez retórica hubiese añadido la cualidad de un profundo conocimiento de la intriga política, Cicerón (106-43 a. de C.) hubiese quizás suplantado a César, con quien hubo de enfrentarse por causa de su adhesión al bando de Pompeyo. Aunque el vencedor de las Galias fue benigno para con su rival político, no lo fueron los soldados del triunvirato formado por Antonio, Octavio y Lépido, quienes dieron muerte al vacilante retórico cerca de Formia. Con la muerte de César, el acontecer político se ensombrecía, pero Cicerón no llegó a pensar que la nueva situación había de hacerle abandonar el plácido retiro donde escribió sus tratados impregnados de filosofía moral y experiencia de la vida. Su oratoria, fogosa al principio, precisa y contundente con el ejercicio de la profesión forense y parlamentaria, es un modelo de elegancia en la lengua latina.